En las instalaciones donde la fuente de energía es el gas natural o gas-oil, la utilización de calderas de alto rendimiento, conocidas también como calderas de bajo consumo es la opción más adecuada. Son sistemas que pueden integrarse perfectamente en cualquier instalación ya existente, sustituyendo la vieja caldera.

Son calderas que consiguen rendimientos muy elevados, de hasta un 105%. Con reducciones de consumo cercanas al 30%.

Son las calderas ideales para ser incluidas en instalaciones con placas solares térmicas, donde la reducción de consumo puede llegar a ser de entre el 50% y el 60%.

Los tipos de calderas de alto rendimiento existentes son:

Calderas de condensación:

Enfrían el vapor de agua existente en el humo de salida, hasta su condensación. La energía liberada, en forma de calor latente retorna al sistema calefactor interno, actuando en el precalentamiento del agua del circuito antes de entrar en la cámara de combustión.

Calderas de baja temperatura:

Funcionan con gas-oil y pueden adaptar su temperatura de trabajo a las necesidades reales de la instalación en función de la demanda, pudiendo incluso llegar a apagarse, sin necesidad de mantener una temperatura mínima en la caldera cuando no hay demanda. Pueden calentar el agua a baja temperatura sin perder eficiencia ni tener problemas de corrosión.
Pudiendo proporcionar agua caliente a 40ºC para uso sanitario o calefacción por suelo radiante en modo estacionario, evitando paros y arranques constantes.